Qué hacer dos días en Helsinki

Aunque no sea uno de los destinos más turísticos, o “comunes”, de Europa, la capital de Finlandia tiene mucho para ofrecer, es una hermosa joyita de los países nórdicos 🙂 En mi caso, tuve la oportunidad de visitar Helsinki dos veces: la primera después de haber estudiado un mes en Londres, y la segunda como escapada antes de aterrizar en Reikiavik y recorrer Islandia en camper.

En estas dos ocasiones pude conocer Helsinki cubierta de nieve, en marzo, cuando el invierno seguía imponiéndose y los días tenían muy pocas horas de luz (a las tres y media de la tarde ya comenzaba a oscurecer).

En cambio, la segunda visita fue apenas comenzado el otoño, fines de septiembre: las plazas se veían bien verdes, los días eran más largos y el frío rondaba en 10ºc. Esta vez, llegué a Helsinki en ferry. Bueno, “ferry” es una forma de decir. Luego de haber recorrido Tallinn, la capital de Estonia, me subí a un crucero de la empresa Tallink Silja Line. El tramo Tallinn – Helsinki es muy corto, en apenas dos horas cruza el mar Báltico, y en ese momento el ticket costó 17 euros. ¡Nada!

El ferry Silja Line en invierno atravesando el mar Báltico congelado

Además, el crucero tenía de todo, demasiadas ofertas para tan poco tiempo: restaurantes (incluye el único Burger King flotante del mundo), supermercado, joyerías, duty free, deck, pubs, entre otras instalaciones.

Ahora sí, una vez en Helsinki llegó el momento de recorrer. Pero antes un dato que suma: si sos de los viajeros que tienen que hacer tiempo para entrar al alojamiento, pero querés aprovechar las horas para comenzar el recorrido, en la terminal de trenes central de la ciudad hay lockers guarda-equipajes por seis euros (sólo aceptan monedas).

Día 1

Plaza del Senado

Es el paisaje de la típica postal de Helsinki, uno de los principales puntos turísticos de la ciudad. Si bien acá se sitúan edificios icónicos como la Universidad de Helsinki y el Palacio del Consejo del Estado, la estrella es la Catedral. Aquí durante el año se organizan distintos encuentros, desde recitales, exposiciones de arte y hasta concursos de esculturas de hielo.

Stockmann

Imposible que no te llame la atención este centro comercial, ¡porque tiene 50 000 m² de superficie! Stockmann es un ícono de la cultura finlandesa, que existe desde 1862. En este mall podés encontrar tiendas de todos los rubros: electrónica, indumentaria, bazar, etc. Si no sos un amante de las compras (además, en Helsinki los precios son muy elevados), vale la pena aunque sea dar un paseo para conocerlo.

Catedral Uspenski

Con una típica arquitectura rusa, esta catedral ortodoxa, la más grande de Europa Occidental, tiene trece cúpulas que representan a Cristo y a los doce apóstoles. Está ubicada en una pequeña colina en el distrito de Katajanokka, a unos metros del puerto. Las dos veces que fui, era domingo y la encontré cerrada 😦


Puerto y Market Square

Bordeando el sur del mar Báltico, se encuentra una de las postales más lindas de Helsinki. Por un lado, está el puerto que recibe a los cruceros y ahora (cuando fui la primera vez no existía) hay una “Sky Wheel” para tener las mejores vistas panorámicas de la ciudad. Y por otro lado, hasta las 16 o 18 horas (dependiendo el día), tiene lugar un mercado al aire libre (Market Square) donde se ofrecen desde los típicos souvenirs hasta pescados frescos, frutas, verduras y flores. Este punto de Helsinki es ideal para sentarse, relajarse (llama la atención la tranquilidad que se respira en la ciudad), observar el Báltico y contemplar el paisaje.

 

Ateljee Bar

Si bien la capital finlandesa es una ciudad bastante “plana”, no podía quedarse afuera de la moda de los rooftops bars. En la terraza del hotel Torni, a pocas cuadras de la Plaza del Senado, funciona el Ateljee Bar. Los precios son bastantes elevados, pero vale la pena para tener una vista panorámica de Helsinki. Si hace mucho frío, es lindo para tomar un chocolate caliente (6 euros la taza) en las alturas.

Vista nocturna desde el Ateljee Bar

 

Día 2

Ferry a Suomenlinna

Desde el puerto de Helsinki parten ferries a la Fortaleza de Suomenlinna, distinguida como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Los suecos la comenzaron a construir en 1748 para protegerse contra el expansionismo de la Rusia Imperial. Pero, finalmente, la fortaleza se rindió y los rusos la ocuparon durante más de 100 años, hasta que Finlandia independizó en 1917.

Hoy es uno de las mayores atracciones de Helsinki, aunque también viven 800 personas allí. Se pueden ver desde cañones de la época rusa hasta sitios históricos como la Puerta del Rey.

Para llegar, sólo es posible a través de un ferry que está disponible todo el año. El trayecto desde el puerto dura apenas 20 minutos y cuesta €2,90 (el ticket se puede sacar con tarjeta de crédito o efectivo en las terminales automáticas del puerto).

En fin, este lugar merece un post aparte 😛

Monumento a Jean Sibelius

Más alejado del centro, al norte de Helsinki, está el distrito de Töölö. En este lugar, la atracción turística es el Parque Sibelius, donde se encuentra el Monumento del mismo nombre, ambos dedicados al compositor finlandés de música sinfónica Jean Sibelius. Lo curioso es la forma de la escultura: está hecha por 580 tubos de acero huecos soldados juntos en una forma que imita a una ola y que, cuando sopla el viento, genera un sonido musical particular.

Café Regatta

A muy pocos metros del Parque Sibelius se sitúa esta típica cabaña finlandesa, al lado del mar. Tiene lugar para apenas cuatro mesas, pero es muy acogedora. En la parte de afuera ofrecen parrillas para poder asar las salchichas que compres ahí 😮 Y dicen que tienen los mejores rolls de canela.

Aunque sea de pasada, es un paisaje finés que vale la pena contemplar 😀

BONUS 😛

Si bien, como decía antes, los precios en Finlandia no son los más accesibles, y menos para el alojamiento, cuando fui por segunda vez encontré una opción económica y muy completa para hospedarme. Se trata del Omena, un hotel con características “budget”: es más barato porque, por ejemplo, no cuenta con personal, es decir, es automático. Para hacer el check in, te llega al celular un código a través de mensaje de texto, con el que luego abrís directamente la puerta de la habitación. Si querés comunicarte con alguien del equipo, tenés que hacerlo a través de los teléfonos que hay en las zonas comunes. El desayuno se paga aparte, y se ofrece en un bar que está en la misma cuadra.

Sin embargo, las instalaciones son completamente modernas y equipadas. La habitación standard tenía un mini living con mesa y sillón cama, baño (que incluía shampoo, jabón, secador de pelo, todo), cama matrimonial, televisión, microondas, pava eléctrica, y algunas provisiones como café, té y azúcar. Ideal para comprar en el supermercado del frente del hotel y preparar algo rápido como una pizza congelada o una sopa. ¿Lo mejor? Está en pleno centro y de esta forma llegás a todas los puntos turísticos que mencioné a pie 😉

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